“El viaje no termina jamás, solo los viajeros terminan, y también ellos subsisten en el recuerdo….”
José Saramago
Las piedras de São Miguel, lava y humedad,
se confunden entre el verde de sus pastos y el azul oscuro de sus aguas,
mucho se pesca y mucho se siembra "abóboras" ...
Se cultivan calabazas como aquella que se transforma para Cenicienta;
pero el azoriano no necesita carruajes ...
Todo está muy cerca,
su esencia es la pureza y la sencillez ...
Hay edades dístales,
muy jóvenes o casi ancianos,
pero no hay edad para sentir,
no hay edad para soñar.
Se espera al que se fue,
se convive con el que está ...se recibe al que pasa,
el azoriano que viaja, el azoriano que se queda.
El arte de quien subsiste en la memoria
con los ojos brillantes como el verdor de sus pastos y el azul oscuro de sus aguas.
No son de piedra, son de abóbora, el encanto de la vida simple,
el vivir la vida como si no la conocieran,
como si empezara cada día
con el embrujo de sus montes de fuego,
el viento y la soledad.
Y vuelven a los pasos dados
para ver la piedra que ha cambiado de lugar, la abóbora que ya creció,
la sombra que ya no esta, volver a ver lo que ya se vio;
y encarnar aquello que toca ser…
noble prioritario y esencial.